ACERCA DE
LA MASONERÍA EN ROSARIO
Laprida 1027, por más de un siglo, ha sido el punto neurálgico de la Masonería Rosarina, en donde hombres libres y de buenas costumbres, han trabajado arduamente por nuestra ciudad y la Provincia. Buenos Aires, desde l852, se encontraba separada del resto de las provincias, convencida que el Acuerdo de San Nicolás, la hería en sus más vitales intereses, dado que, 13 de las 14 provincias argentinas lo habían firmado. Desde ese entonces el encono fue aumentando y, en septiembre de 1859, se produce la derrota del ejército porteño frente a las fuerzas de la Confederación (batalla de Cepeda) Esto motivó que se firmara el Pacto de San José de Flores y, como consecuencia la reincorporación de la provincia de Buenos Aires a la República Argentina.
He aquí que, los masones con papeles preponderantes en ambos bandos en pugna, veían afectada la armonía interna máxime en una ciudad como Rosario, donde, a decir del historiador el Dr. Juan Alvarez la misma desempeñaba el papel de yunque, en el que Buenos Aires golpeaba incesantemente tratando de herir mortalmente al principal reducto económico de la Confederación Argentina. Luego de agotadas las instancias conciliatorias, tratando de poner fin a tal situación, un grupo de históricos masones rosarinos, entre los que se encontraba el Dr. Eugenio Pérez, hermano del Dr. José Roque Pérez, concibieron la idea de levantar las columnas de una nueva logia que pudiera concretar ese ferviente anhelo de unidad, tanto nacional como masónica, que anidaba en la mayoría de los corazones. Para ello, le impusieron al nuevo Taller el nombre de “Unión”, a fin que quedara claro su objetivo fundamental. La Logia Unión levantó columnas el 24 de junio de 1860, día de San Juan Bautista y el 11 de octubre de ese mismo año le fue otorgada su Carta Patente con el número 17, refrendada por su Primer Gran Maestre el Dr. Roque Pérez, documento histórico que junto con su estandarte, decora hoy el Templo.
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